Literatura inca
Antes de la conquista española existía una rica y variada literatura oral en el área del imperio inca, algunas mustras de poesía religiosa, narraciones y leyendas quechuas han llegado a nosotros gracias a que fueron transcritas por cronistas como Cristóbal de Molina, el Cusqueño, autor de ritos y fábulas incas; Santa Cruz Pachacuti, indio evangelizado defensor de la corona española, la Relación de antigüedades de este reyno del Pirú, donde describe la religíon de y filosofía quechuas y recoge en lengua quechua algunos poemas de la tradición oral; el inca Garcilaso de la Vega ; y Felipe Guamán Poma de Ayala cuya obra Nueva Crónica y buen gobierno permite reconstruir buena parte de la historia y genealogía de los incas, así como numerosos aspectos de la sociedad peruana posterior a la conquista.
Gracias a ellos y a otros cronistas del siglo XVII, una parte de este legado pervivió y es una fuente viva para la literatura posterior. Esa labor fue continuada mucho después por antropólogos, historiadores e investigadores modernos y contemporáneos; en este siglo, uno de los más influyentes es José María Arguedas, importante también por su obra novelística, que subraya la importancia del carácter bilingüe y multicultural del Perú.
Poesía inca
Los incas le dieron gran importancia a la poesía, que estaba presente en todas las actividades sociales: la agricultura, los funerales, las ceremonias oficiales, el amor. Los haravicus, o "inventores de poesía", representan a sus versos acompañados por el público, y muchas veces estaban acompañadas de música y danza. Entre los géneros poéticos del quechua se cuentan: el Jaillí, himno sagrado para los dioses, el heroísmo y las tareas agrícolas; el Arawí, poesía amorosa, y a veces melancólica; el Wawakí Strutus, poema diálogado entre los sexos; la Qhashwa, canción de danza y alegría.